Vamos a desvelarte algunos trucos para la postura del misionero que no conocías. El misionero es, sin ninguna duda, la postura más común a la hora de practicar relaciones sexuales.
Rara es la vez en la que no acabarás practicando esta postura en la que uno de los miembros de la pareja está boca arriba y el otro está encima, cara a cara.
Es tan común que, seguramente, la practicas siempre de la misma forma y, probablemente, creas que ya la tienes dominada. ¿Qué opinas si te decimos que el misionero puede esconder muchos secretos para hacerlo aún más excitante?
Olvida esa idea que tienes de que ya lo sabes todo y sigue leyendo, porque te vamos a dar algunos trucos para que innoves en la postura más tradicional y conocida del sexo en pareja.
Preliminares
Los preliminares son importantes. Eso del aquí te pillo aquí te mato ya no se lleva nada. Presta la debida atención a los preliminares, porque de ellos depende que la relación sexual sea un éxito. El juego erótico previo define el tono de la posterior relación, y el camino a seguir en ella. ¿El objetivo? No es llegar pronto al orgasmo, sino disfrutar por el camino.
Todos tenemos claro que en el misionero hay dos zonas que, especialmente, forman parte del juego. Sin embargo, no debemos olvidar otras zonas erógenas que, si las estimulamos correctamente, lograremos una relación sexual más excitante. Nos referimos al cuello, los labios, la parte trasera de las rodillas…
Trucos para mejorar la postura en el misionero
El misionero es la postura que tienes más desarrollada, pero una de las mejores cosas que tiene es que, con pequeñas variaciones, la harás aún más excitante y novedosa, por lo que romperás esa aparente sensación de rutina.
Eleva la pelvis
Ayúdate con una almohada, no muy grande, colocada bajo tu zona lumbar. El objetivo es que puedas elevar ligeramente la pelvis, para una penetración más profunda y mejor estimulación del punto G, además de un mayor roce del clítoris durante el movimiento.
Esta postura, eso sí, puede generar fricciones entre el pene y el clítoris, por lo que debes usar lubricante a base de agua para ayudarte en ella.
Utiliza las piernas
Uno de los mejores trucos para la postura del misionero. Olvídate de dejar tus piernas ahí inmóviles, como si fueras una estrellita de mar. Ponlas en acción. Y nada mejor para ello que usar tus piernas para abrazar a tu pareja con ellas. Este simple gesto hará que ganes movilidad.
Cambia el ángulo
Cambiar el ángulo de la penetración hará que rompas la monotonía y sientas sensaciones nuevas. La línea recta no es el único camino del misionero.
Usa una almohada
Ya te hemos dicho antes que utilizar una almohada es una forma estupenda de elevar tu pelvis. Esto consigue que la penetración sea más profunda, y las sensaciones más fuertes y placenteras. Pero, eso sí, no vale cualquier almohada.
Las que todos tenemos en la cama no son recomendables, porque probablemente no van a soportar tanta actividad sexual y tanto “ajetreo”. Busca una que sea más resistente y que tengas reservada sólo para estas “ocasiones especiales”.
Dirty dangle
Si el “tradicional” misionero, entendido como la postura en la que una persona está tumbada y la otra encima, te produce sensación de ahogo o de ser aplastada, prueba una variación que se conoce como Dirty dangle, una forma de practicar sexo de pie. Consiste en que, mientras la persona pasiva permanece acostada en una mesa o mostrador, con las piernas colgando o alrededor de la pareja, la activa permanecerá de pie, entrando en el ángulo sin “aplastar” a su pareja.
Técnica CAT
Las siglas que definen esta técnica, CAT, responden a la “Técnica de alineamiento coital”. Consiste en que el hombre subirá un poco más en su postura, deslizándose hacia arriba para conseguir una mayor estimulación del clítoris de la mujer gracias al roce.
Ritmo
Otro sencillo, pero práctico truco para la postura del misionero. Un simple cambio de ritmo hará que tu misionero cambie. Cambia la velocidad, modifica tu respiración… intenta ir al mismo ritmo de tu pareja, para estar más compenetrados y unidos que nunca.
Mueve la pelvis en círculos
La persona de la pareja que está tumbada en la parte de abajo no tiene por qué estar inmóvil. Es más, no debe. Se trata de que tú también seas parte activa de la relación. Por ello, te invitamos a que, mientras tienes la pelvis elevada y estás abrazando a tu pareja con las piernas, muevas tus caderas en círculos. Puedes ir alternando la dirección y el ritmo del movimiento, buscando siempre la mayor estimulación posible.
El misionero puede ser muy variado con tan solo cambiar el ritmo de tu movimiento. Una forma muy sencilla de hacerlo es alternar tus movimientos rápidos con los lentos, los lentos con los rápidos… y así sucesivamente.
En el misionero también puedes hacer uso de juguetes sexuales. En el mercado existe una gran cantidad pensada para ser usados durante el coito, muchos de ellos con vibración. No olvides, eso sí, usar un buen lubricante apto para su uso con juguetes sexuales.
Dirty talk
Ya te hemos hablado en alguna ocasión en Belover del Dirty Talk, la técnica que consiste en decir “burradas” o “guarradas” a nuestra pareja. Te aseguramos que la excitación que se consigue es importante, porque lograrás que tu cerebro entre a jugar. El misionero no se trata solo de un “mete-saca”. Habla, susurra a tu pareja, mientras practicáis el coito.
Esperamos que todos estos trucos para la postura del misionero te ayuden a variar el modo en que lo practicas, rompáis la monotonía y logréis aún más placer.
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