Si nunca has jugado con tu pareja a disfrazarte no sabes lo que te pierdes. Si eres tímido o sientes vergüenza comienza simplemente por preparar una cena para dos y con un vestidito escotado pero cortito ponte unos tacones de aguja. Y nada más.
Si nunca has jugado con tu pareja a disfrazarte no sabes lo que te pierdes. Si eres tímido o sientes vergüenza comienza simplemente por preparar una cena para dos y con un vestidito escotado pero cortito ponte unos tacones de aguja. Y nada más.
Inventa que es vuestra primera cita, que acabáis de conoceros, que estáis intentando ligar el uno con el otro, y que todo apunta a que tras la segunda copa de vino y acabados los entrantes acabaréis tomando el postre en la cama.
Si ya has perdido ese pudor con tu pareja o simplemente no lo tienes (afortunadamente), pensad en planear una noche (o tarde, o mediodía) donde vais a ser quienes queráis ser.
Hoy me apetece ser una asistenta servicial que limpia en el domicilio de un estricto militar (qué será que tienen los uniformes…) pues ya tenemos servido el argumento de la película, luego el guión ya lo escribimos sobre la marcha.
Cualquier momento es bueno para jugar con tus disfraces eróticos y convertirte en quien quieras. Cuida los detalles, y si es posible tener a mano algún complemento que luego nos ayude a continuar con el juego, ideal (ya sea que te gusten las fustas, los vibradores, los aros para pene…)
Una vez te metas en el papel es todo sencillísimo, con tu disfraz de enfermera, solo te hace falta un pequeño botiquín, aun cuando sea de juguete, (incluyendo también, algún juguetito de verdad). Puedes no llevar nada bajo el disfraz, y enseñarle tu pecho desnudo al inclinarte a auscultarlo, o rozarle con tus pezones. Lógicamente deberá aguantar un poquito antes de ponerte sobre la mesa a ti.
El poli (ya sea mujer u hombre, o dos hombres) es un disfraz que también da mucho juego si la otra parte también pone de su parte y sobre todo si tiene a mano unas buenas esposas. Colegialas, superhéroes o superheroínas, bomberos increíblemente ceñidos, caperucita, y hasta vigilante de la playa que saca a su pareja en bañador del agua.
Cuando una relación sexual ha entrado en una cierta rutina, disfrazarte puede ayudarte a darle una nueva vuelta de tuerca, fantaseando con los roles que te permitan imaginar ser los disfraces que elijas.
Tantos como tu imaginación y fantasías te pidan: de policía, enfermera, profesora sexy, camarero sexy...