Mucho se habla del pene. Centra muchas conversaciones, especialmente su forma o su tamaño… Pero, ¿y la vulva? La eterna desconocida, que supone un tema tabú, especialmente entre las mujeres.
¿Conoces tus órganos genitales, o tienes tabús con ello? Si aún no te has atrevido a autoconocerte, te mostramos algunas cosas que deberías saber.
Autoconocerse es el principio
Es importante autoconocerse, porque es el primer paso para llegar a saber qué partes forman nuestra vulva y dónde están nuestros puntos de placer.
Si no lo sabemos nosotras, es complicado intentar que nuestra pareja pueda llegar a encontrar nuestras zonas erógenas, ¿no crees? Empezamos este tour por las partes más importantes de la vulva.
Conoce cómo es tu vulva
La vulva es el conjunto de órganos femeninos externos. Todas las vulvas están compuestas por las mismas partes, pero su forma, apariencia o tamaño pueden variar.
Tu vulva es única… ¡conócela a fondo! Seguro que hay partes de las que no has oído hablar nunca, así que pongamos luz y taquígrafos a estos claroscuros…
Los labios vaginales: qué son cuál es su función
Poca atención se les presta, y quizás si los mimaras, te darías cuenta del placer que te pueden generar… Los labios vaginales son pliegues de piel que se ubican a los lados de la vulva, protegiéndola de los roces. Existen dos tipos:
Los labios mayores o externos
Son dos almohadillas de tejido carnoso que parten del pubis hacia la vulva. Se ubican en la parte exterior, más cercana a la ingle. Están cubiertos por el vello púbico y su función es proteger la vulva. Con la excitación se pueden hinchar.
Los labios menores o internos
Los labios menores o internos se encuentran por dentro de los externos. Empiezan sobre el capuchón del clítoris y acaban bajo de la abertura vaginal. Su forma y color cambia durante la excitación, ya que se pueden hinchar u oscurecerse.
Son los que más cambio pueden tener entre una mujer y otra. Pueden ser más o menos delgados, largos, suaves, rugosos, más o menos prominentes. Aunque se les llama internos o menores, pueden sobresalir de los labios externos, mostrándose más largos. Es perfectamente normal y sano.
El clítoris: el rey del placer
¡Llega el más deseado, el que quiere ser alcanzado por todos, el que a veces parece que no se llega a conocer! ¡Sí, el clítoris, el rey de la vulva!
Hay quien tiene dificultad para encontrarlo, pero se soluciona con (auto)conocimiento. Mirar, descubrir, probar... Lo más complicado resultará excitarlo correctamente, y requerirá de varios intentos hasta dar con la estimulación estrella.
Aunque desde fuera sólo vemos una pequeña parte, el clítoris está compuesto de distintas partes, y tiene la mayor parte de su extensión en el interior del cuerpo, rodeando el conducto vaginal. Puede llegar a medir unos 8-10 cm, y cuenta con unas ocho mil terminaciones nerviosas, que pueden llegar a ofrecer mucho placer.
El clítoris está formado por:
La punta del clítoris o glande
Ubicado en la parte superior de la vulva, justo debajo de donde nacen los labios internos.
Su tamaño puede variar, tanto en ancho como en largo (lo que sobresale), y está cubierto del capuchón del clítoris. Cuanta más excitación, más hinchado estará; no en vano cuenta con estructuras similares a las de un pene, incluyendo la capacidad eréctil (aunque en menor medida).
Capuchón del clítoris
Es la piel que se encuentra por encima del glande del clítoris y lo cubre, casi en su totalidad cuando está en reposo. Puede ser el equivalente del prepucio del pene.
En ocasiones, el capuchón es muy prominente, y cubre en exceso al clítoris, lo que lleva a que no esté lo suficientemente expuesto durante las relaciones sexuales. Esto puede provocar menor place, y requerir desplazarlo hacia arriba para una estimulación adecuada.
Lo que no vemos
Como dijimos antes, el clítoris se extiende más allá de lo que vemos a simple vista. De hecho, es sólo una pequeña parte la que queda al aire, el resto se extiende en el interior, partiendo como una V invertida desde el tronco del clítoris, y llegando al conducto vaginal.
Tronco del clítoris
También denominado tallo. Se encuentra dentro del cuerpo y es de donde nacen los cuerpos cavernosos del clítoris.
Cuerpos cavernosos y raíces del clítoris
Abrazan al clítoris interno, y se extienden hacia las ingles.
Bulbo del vestíbulo
Rodean el conducto vaginal. Cuando el cuerpo se excita, se hinchan, haciendo que la zona sea más sensible a la estimulación.
Hay dos puntos estratégicos, uno muy buscado, y en muchas ocasiones no hallado, y otro desconocido, que son puntos de gran placer.
¿Has conseguido encontrar o que tu pareja encuentre los puntos G o U? ¿Sabes dónde los ubican? ¿Son mito o realidad? Os damos una guía al respecto.
Punto G
Popularmente se conoce como punto G, pero su nombre real es punto Gräfenberg. Su estimulación erótica fue descubierta por la doctora Beverly Whiple, cuando notó que haciendo el movimiento de ‘ven acá’ con los dedos en el interior de la vagina producía una respuesta física.
Es parte del área clitorial (de la esponja uretral) y no una zona apartada, como se cree comúnmente. No obstante, científicamente aún se debate sobre si es un punto, una zona, o ninguna de ellas.
Hay posiciones a la hora de mantener relaciones sexuales que pueden estimular el punto G: vaquera, perrito o misionera cerrada. Si no las conoces, estás tardando en investigar un poco. Tu placer puede depender de alguna de ellas…
Punto U
Es el eterno desconocido, pero si le prestas atención puede incrementar tu excitación, sobre todo cuando estés en los primeros juegos. Está situado entre el clítoris y la vagina. Es la zona externa que rodea la abertura uretral.
Desliza los dedos desde tu clítoris y para un poco arriba del orificio vaginal. Debes separar los labios vaginales para acceder mejor… ¡pero, ahí está!
Qué más tienes que conocer de la vulva
La vulva tiene más partes a las que hay que tener en cuenta, aunque algunas ya estén rozando otro territorio, y suelen pasar desapercibidas. ¿Quieres conocerlas?
Orificio y esponja uretral
El orificio es la zona o conducto por el que se orina. Se encuentra debajo del clítoris y antes de la vagina.
La esponja uretral es un cojín de tejido que rodea la uretra. Esta y la próstata femenina están muy inervadas, lo que puede explicar su sensibilidad cuando se las estimula.
Glándulas de Skene
También llamadas glándulas parauretrales, se sitúan a ambos lados de la uretra, y se aprecian pequeñas respecto a la uretra. Su origen y funciones son homólogas a la próstata masculina, de ahí que se conozca a estas glándulas como próstata femenina.
Glándulas de Bartholin
Estas glándulas se ubican a los lados del orificio vaginal, hacia abajo, y su secreción ayuda en la lubricación de la vulva y la vagina durante el juego sexual. Es difícil verlas a simple vista.
Perineo y abertura de la vagina
La abertura se encuentra justo debajo del orificio uretral, rodeada del vestíbulo vaginal. La vagina en sí, el conducto muscular, no se ve de forma exterior, sólo la entrada a éste, que recibe el nombre de introito vaginal.
Entre la vagina y el ano se encuentra el perineo. Este músculo, también muy sensible y receptivo a las caricias y estimulación erótica, forma parte del suelo pélvico. Está formado por músculos que simulan un rombo, tratándose de una zona muy sensible y erógena.
Monte de Venus
Ya fuera de la vulva, pero muy íntimamente ligado está el Monte de Venus. Es la parte que conocemos como pubis, pero que recibe este nombre en cuerpos biológicamente femeninos. Su nombre hace referencia a la diosa romana del amor y la belleza.
Se habla mucho de esta zona, pero hay quien no sabe ubicarla y, muchos menos, incluirla en los encuentros eróticos con besos, caricias o presiones.
Es aquella zona pélvica que se encuentra recubierta de vello púbico, por lo que es sencillo reconocerlo. Su estructura es un tejido graso acolchado que cubre el hueso del pubis.
Si no conocías estas partes y aledaños de la vulva, más vale que te pongas manos a la obra cuanto antes, porque pueden ofrecerte mucho placer. ¡Nunca es tarde para hacer los deberes!
¿Qué es el flujo vaginal?
Se trata de la sustancia húmeda que sale de la vagina, tanto de sus paredes como del cérvix (cuello del útero). Esto sucede a partir de la pubertad, y puede cambiar de consistencia o color a lo largo del ciclo menstrual, los años, las hormonas o el estado de salud de la vagina.
Es fácil encontrarse con secreciones de flujo vaginal en la ropa interior, e incluso que destiñan tus prendas más oscuras. Esto sucede por la acidez del flujo, y es un signo de vagina sana.
Puede ir del transparente, al blanco, amarillento, e incluso al marrón en época de menstruación. A lo largo del ciclo menstrual se podrá ir viendo su cambio y evolución. Aunque a veces tengamos la sensación de que es un proceso incómodo, no es más que parte de la auto limpieza de la vagina.
Es importante que explores y tengas presente el aspecto normal de tu vulva y flujo vaginal; de esta manera podrás saber cuándo algo no funciona como debería, y buscar la asistencia necesaria. Algunos cambios en el flujo pueden indicar una infección que necesita ser tratada. Pero no te alarmes, la infección vaginal es más común de lo que nos parece, y es fácilmente tratable.
La vagina se limpia sola, como si fuera pirolítica, y lo hace a través del flujo vaginal. La vulva en cambio, sí hay que limpiarla.
Habitualmente se ven muchos productos para la higiene de la vulva (recuerda, la parte externa), pero sólo requiere de agua. Eso sí, es necesario limpiarla bien, incluso en los pliegues de los labios y el clítoris. En algunas circunstancias es posible que tu médico o ginecóloga te recomiende algún jabón específico, pero si no tienes ninguna afección o irritación, usa sólo agua tibia.
Y no te agobies, porque toda vulva, vagina o flujo vaginal tienen un olor personal y concreto. A pesar de estar limpia. Y aunque creamos que es perceptible por los demás, no es así. Si percibes un olor más fuerte o diferente al habitual, consulta con tu especialista, podrías tener una infección.
La preocupación por el aspecto de la vulva afecta al placer
La falta de información y curiosidad por nuestras partes íntimas, especialmente de la vulva o la vagina, puede llevarnos (erróneamente) a pensar que su aspecto no es el adecuado. Y ello puede llevar a que nuestra cabeza nos juegue malas pasadas en los momentos eróticos.
Podemos pensar que su aspecto provocará el rechazo de la otra persona, cuando no tiene por qué ser así. En cambio, si nos auto exploramos y conocemos su aspecto, su olor, su forma, y sus rincones, tendremos la seguridad de que es nuestro punto fuerte a la hora de buscar la intimidad.
Así que, un consejo os damos, menos pensar y más practicar.
Entonces, ¿mi vulva es normal?
Pero por mucho que os aconsejemos no pensar en su aspecto, la pregunta de si mi vulva es normal está en el aire. Y lo sabes…
Hay tantas vulvas como personas. Todas son distintas. No las hay ni mejores, ni peores. Su color, simetría, tamaño y forma pueden ser distintos.
Cuándo sí nos debe preocupar el aspecto de nuestra vulva
Conocerse, sexualmente hablando, es importante para saber cuándo la salud de nuestra vulva es preocupante. Entonces habrá que tomar medidas y acudir al médico de familia o ginecólogo.
Si tienes picores, especialmente agudos, pueden ser síntoma de candidiasis, una infección que se puede tratar rápidamente.
Si sientes un bultito, puede ser un vello encarnado que se queda dentro de la piel. No hay que intentar reventarlo o eliminarlo con la pinza de depilar.
Si el flujo cambia el color, y consideras que es distinto al color de tu flujo habitual, puede tratarse de una infección. Por tanto, será mejor acudir a un especialista.
El autoconocimiento a traves del uso de juguetes sexuales
El autoconocimiento sexual es una parte integral de nuestra salud y bienestar general. Comprender nuestros propios deseos, límites y zonas de placer puede llevar a una vida sexual más satisfactoria y plena. En este proceso de autoexploración, los juguetes sexuales pueden desempeñar un papel crucial.
Estos dispositivos, que varían enormemente en términos de forma, tamaño y función, nos ofrecen una manera de descubrir nuevas sensaciones y comprender mejor qué estímulos funcionan mejor para nosotros. Ya sea que estés experimentando solo o con una pareja, los juguetes sexuales pueden brindarte una manera segura y cómoda de experimentar y explorar tu sexualidad puedes encontrarlos en nuestra sex shop.
Los juguetes sexuales no solo son una herramienta para el placer; también son una forma de educación sexual. Pueden ayudarte a entender mejor tu cuerpo y sus respuestas a diferentes tipos de estímulos. Los vibradores, por ejemplo, pueden ser útiles para las mujeres que están aprendiendo sobre su propio placer clitoriano o del punto G. De manera similar, los anillos para el pene y otros juguetes para hombres pueden ayudar a los hombres a comprender mejor su propia respuesta sexual y controlar mejor su eyaculación.
El uso de juguetes sexuales también puede ayudar a romper los tabúes y eliminar la vergüenza asociada con la exploración sexual, lo que puede ser liberador y fortalecer la autoestima sexual. Por tanto, incorporar juguetes sexuales en tu vida puede ser un paso poderoso en tu viaje de autoconocimiento.
Conclusión, como diría Gollum, de ‘El señor de los anillos’, que la vulva es “mi tesoro”. Mímate, date un capricho, explórate mucho y encuentra aquellos puntos que te dan placer.
Ya conoces la teoría de todo lo que concierne a tu vulva y a tu vagina. ¡Solo queda explorar!
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