Queremos adentrarnos hoy en un asunto espinoso y que trae de cabeza a muchas parejas: ¿Cuánto lo hacemos? La frecuencia sexual es algo que preocupa y que en ocasiones es motivo de conflicto.
¿Qué es la frecuencia sexual?
La frecuencia sexual es, como su nombre indica, la cantidad de veces que tenemos relaciones sexuales en un periodo de tiempo concreto. Es una “medida” totalmente subjetiva, y no encontraremos dos frecuencias sexuales iguales porque varía de una persona a otra.
Importancia de la frecuencia sexual en una relación
El hacer mucho o poco el amor es un tema espinoso en algunas parejas. Es común que uno de los miembros tenga un elevado apetito sexual y siempre tenga ganas, y que la otra parte de la pareja no sea tan fogosa o no necesite “tanto” sexo en su día a día. Ponernos de acuerdo puede llegar a ser problemático, por lo que es importante entender de qué depende este factor.
En todo caso, tenemos que aclararte que no hay una frecuencia sexual estándar o ideal. Cada pareja es un mundo… y cada persona tiene sus necesidades. El reto está en encontrar ese punto de equilibrio en el que los dos miembros de la pareja os encontráis cómodos y con las necesidades sexuales cubiertas y satisfechas.
Factores que influyen en la frecuencia sexual
Y si puede haber tantas diferencias en la cantidad de sexo que una y otra persona necesitan es porque debe haber algo que lo influya. En efecto, hay diversos factores que influyen en la frecuencia sexual, algunos sin internos y otros externos.
Niveles de deseo y libido
El nivel de deseo sexual que una persona tiene no es igual al de otra. Hay personas que necesitan tener sexo a diario, incluso varias veces al día, y a otras les vale con una vez a la semana, cada dos días…
Incluso influye el momento de relación en el que os encontréis como pareja. Lo normal es que los comienzos de una pareja sean más fogosos, y que poco a poco la llama sexual se vaya apagando.
Estrés y estilo de vida
El estilo de vida sedentario no ayuda nada a que tu cuerpo se active para que desee tener relaciones sexuales. Pero lo contrario, vivir deprisa y con estrés, tampoco.
Problemas familiares, complicaciones en el trabajo, preocupaciones personales… influirán negativamente en tu deseo y frecuencia sexual.
Salud física y emocional
Tu estado de salud físico, y también el emocional, afectan a tu frecuencia sexual. Factores como la fatiga, la depresión, la ansiedad, el estrés o alguna enfermedad crónica que puedas sufrir, están afectando, quizás sin que lo sepas, a tu deseo sexual.
Los comunes cambios hormonales que se producen, por ejemplo, en las mujeres cuando tienen la menstruación o están embarazadas, influirán también en su deseo sexual.
Comunicación y conexión emocional
Como decíamos, cada persona es un mundo, y en una misma pareja podemos encontrarnos diferentes niveles de deseo sexual. Por ello, la comunicación vuelve a ser primordial para conseguir un equilibrio y sentirse cómodos con la frecuencia sexual.
¿Cuál es la frecuencia sexual ideal?
La frecuencia sexual ideal no existe. O al menos, no se puede aplicar a todo el mundo porque, como ya hemos señalado, la frecuencia sexual varía mucho de una persona a otra. De este modo, para una persona puede ser ideal tener sexo a diario y para otra, cada tres días. Y las dos serán válidas, siempre que respondan a la necesidad que cada una de esas personas tenga.
Efectos de una baja frecuencia sexual
Si bien no existe una frecuencia sexual ideal, no podemos negar que tenerla muy baja puede acarrear algunos problemas de pareja, y también a nivel individual.
El primero de ellos es tener una insatisfacción sexual, ya sea a modo individual o en pareja. Y es que la falta de frecuencia sexual hará que haya poca liberación sexual, escasa conexión íntima y ello producirá frustración. Además, una baja frecuencia sexual también puede provocar que disminuya la excitación y acabe disminuyendo el interés por el sexo.
Aunque no te lo creas, tener poco sexo producirá estrés y tensión en la pareja, especialmente en aquellas que no logren conectar emocionalmente ni sean capaces de comunicarse para conocer las necesidades sexuales de cada miembro de la pareja.
Igualmente, no despertar deseo sexual en nuestra pareja puede provocarnos problemas de autoestima, pensando que no somos atractivos para excitar a nuestra pareja, generándonos inseguridades.
Cómo aumentar la frecuencia sexual de manera saludable
Si con el punto anterior te has quedado preocupada, no te preocupes porque todo tiene solución. ¡Podemos aumentar la frecuencia sexual de forma saludable!
Comunicación abierta y honesta
Esta es la más básica: comunícate con tu pareja. Haced un ejercicio de sinceridad y de comunicación abierta en la que, los dos miembros, comenten sus necesidades, deseos y fantasías sexuales. Muchas veces no encontramos el equilibrio porque, sencillamente, no hemos intentado buscarlo. Hablando se entiende la gente.
Exploración y variedad en la intimidad
Vivimos deprisa. Y eso no es bueno. Es importante que reservéis momentos de intimidad para conectar emocional y sexualmente. ¡Concederos citas! Como al principio de una relación…
Y no dudéis en introducir nuevas experiencias sexuales que despierten esa llama que parece apagada.
Cuidado de la salud y bienestar
Tener una buena salud física y emocional ayudará a aumentar tu frecuencia y deseo sexual. Ya sabéis, lo típico, pero no por ello no podemos recordártelo: buena alimentación, ejercicio físico regular, liberarnos del estrés…
Uso de productos y juguetes sexuales
Usar juguetes sexuales o productos como lubricantes, o cualquiera de los muchos accesorios que encontrarás en Belover.es, os ayudarán a introducir excitantes novedades que despertarán ese deseo sexual.
Conclusiones
En conclusión: No te obsesiones con la frecuencia sexual porque no hay una sola, ni te fíes de esos que te dicen: "Yo follo a diario". Encuentra tu equilibrio, vuestro equilibrio, y trabajar en la satisfacción común. Eso es lo más importante, la felicidad propia y la de la pareja.