¿Quién no ha deseado en algún momento que le dominen, que su pareja entre por la puerta y le sujete las muñecas presionando su cuerpo contra la pared, inmóvil, muriendo de excitación, deseando que te desnude y lleve de golpe al mundo del placer?
Si quieres ir un poquito más allá con los juegos sexuales, dejando a un lado los juguetes eróticos más populares, si te apetece tener un poco más de picante y estás dispuesto a dejarte llevar, prueba con el bondage.
Empezando con el bondage
Para iniciarte en esta práctica hay que ser prudente al principio, y es importante tener ciertos conocimientos para que no resulte peligroso; y una vez controlada esta excitante forma de vivir el sexo, puedes ir avanzando poco a poco, hasta el punto que ambos decidáis.
El bondage consiste en utilizar ataduras con el propósito de inmovilizar a tu pareja. Se puede emplear cualquier cosa que te excite, esposas, corbatas, cuerdas, cintas o artículos diseñados especialmente para lograr el objetivo, que es sentir ambos el máximo placer estando uno de los dos, atado.
El bondage por sí solo es una práctica donde se siente placer por la entrega total y la sensación de que puedes cumplir tus fantasías con tu pareja, quien voluntariamente está atada y a tu merced.
Es una manera de vivir el sexo donde hay confianza, respeto y consentimiento mutuo para conseguir la máxima excitación. Uno expone su vulnerabilidad y otorga plena confianza para fortalecer la conexión.
Lógicamente, antes de empezar y como estamos aprendiendo, será positivo que pongasalgunos límites, que son las cosas que a la persona atada no le excita, que le hagan tampoco desatada, u otras.
Y si vamos a jugar con ataduras, debemos tener siempre a mano algo para poder soltarlas rápidamente en caso de ser necesario y urgente, y si utilizamos juguetes que requieran llave, como las esposas, hay que tenerlas bien a mano.
¿Cuáles son los beneficios de las ataduras o bondage ligero?
El principal beneficio es quenos invita a dejar volar la imaginación, y a ponernos a plena disposición de nuestra pareja. Eso conlleva un acto deplena confianza en el otro, la excitación de no saber qué van a hacer con tu cuerpo ni qué movimiento vendrá después.
Para quien no está atado, es excitante saberse poseedor y libre para realizar todas sus fantasías con la pareja, libre de resistencias, se liberan también los prejuicios, y le permite estudiar los movimientos, gemidos y jadeos de quien está sometido.
Puedes añadir un antifaz o un pañuelo para tapar los ojos y así será aún más inesperado para quien esté atado. Una vez lograda la inmovilidad, comienzan los juegos en donde la vulnerabilidad y la entrega son la llave maestra.
La persona atada puede recibir masajes eróticos, sexo oral, puede ser lamida, besada, mordisqueada, o penetrada, lo cual la lleva a que se concentre casi exclusivamente en el placer que recibe.
¿Qué necesitas para practicarlo?
Para practicarlo no necesitas nada especial. En cuanto a la ubicación, vale una cama, una silla, un sofá, la pared, una encimera o incluso el suelo. Las ataduras y las posturas variarán dependiendo del lugar donde vayáis a tener sexo.
En cuanto a las ligaduras, las hay especiales en tiendas eróticas, así como esposas cómodas e incluso acolchadas o de pelo de colores. Pero basta un pañuelo, una cuerda suave a ser posible (especialmente si quien va a ser atado tiene la piel sensible o delicada), una corbata, bufanda o cualquier otra prenda.
Y claro, necesitas imaginación, ganas de disfrutar y mucho deseo. La fantasía y lo inesperado son clave en el bondage; siempre sabiendo de antemano las reglas que vamos a marcarnos, los límites, si los tenemos.
Una de las ataduras más clásicas, es aquella en la que se cogen los dos brazos y se pasa la cuerda entre los miembros y algún objeto del hogar resistente. Lo mismo se hace con las piernas, es decir, se atan las dos juntas. La diferencia es que aquí, en lugar de cuatro nudos, necesitaremos solo dos.
Nudo esposa
En este caso, estamos frente a un nudo más fuerte que emula, como indica su nombre, a la forma de las esposas reales que utiliza la policía. Es muy útil para atar muñecas y tobillos juntos.
Cabeza de alondra
Este tipo de atadura es otra muy buena opción para aquellos que tienen alguna experiencia en esta práctica sexual, puesto que se usa utiliza para enganchar la cuerda a otras ataduras ya existentes, sin la necesidad de implementar trucos difíciles.
Es muy útil para crear corsés de cuerda para poder enrollar los miembros, de tal manera que se creen varios puntos de enganche. Es algo más complicado que los anteriores.
Shibari: la atadura erótica japonesa
Shibari significa "atadura", es un estilo japonés de bondage que implica atar siguiendo técnicas y líneas estéticas, usando cuerdas de fibras naturales. Se trata de una práctica consensuada y con límites definidos, pero bastante complicada.
En medio del acto sexual, el hombre, generalmente, desliza suavemente cuerdas de yute o cáñamo sobre el cuerpo de la mujer, haciendo giros y nudos sobre su cuerpo hasta inmovilizarla.
Las mujeres suelen habitualmente las sometidas, pero puede ser realizado en hombres y mujeres por igual. Las personas de personalidades fuertes o poderosas pueden disfrutar de la toma del control, o bien de cederlo para variar.
Los diseños de las ataduras están ideados para favorecer y evidenciar la figura del cuerpo, resaltando las partes íntimas del cuerpo humano, marcando las curvas y la contorsión erótica de los cuerpos. Cada nudo es colocado en puntos de acupuntura para estimularlos y aumentar la energía sexual.
Sin duda, la atadura más firme y fácil de llevar a cabo. En este caso, son nudos muy sencillos, similares al espiral, pero con la excepción de que es necesario hacerlo en la cama, debido a que es necesario un soporte para los brazos y piernas.
Es un método muy utilizado por los principiantes porque la cama es el mejor lugar para experimentar esta actividad las primeras veces, ya que es un lugar cómodo y seguro.
Algunas posturas para practicar bondage
Imitando un arresto policial
Las manos atadas a la espalda limitan mucho la movilidad. Lo ideal es acompañarlo con posturas corporales cómodas y que eviten que todo el peso recaiga, por ejemplo, sobre los hombros, dado que podrían resentirse, por lo que esta atadura es ideal para estar en una silla.
A cuatro patas atadas
Unir brazos, por un lado, y piernas por el otro o incluso unir las cuatro extremidades entre sí dejaría a quien se ata como un paquetito compacto, pero que poco puede resistirse a los estímulos que reciba después. Si te decantas por esta opción, manéjalo con cuidado.
Manos arriba y piernas atadas
Las manos atadas entre sí tienen un poder estético y erótico especial, y en el caso de la mujer, expone totalmente el pecho, libre y desnudo. Mientras, puedes atar cada pierna de forma que los gemelos se acerquen hacia los muslos, en cuyo caso, también la vulva quedará completamente expuesta y abierta del todo. Prueba el 69 así.
La postura clásica
Se trata de optar por una atadura completa en la que, con una cuerda o con vendas, se aten las manos y los pies a los extremos de la cama. El miembro de la pareja que vaya a ser sumiso se tumba bocarriba o bocabajo sobre la cama.
La otra persona le ata, suavemente, con una cuerda por las muñecas al cabezal de la cama; haremos lo propio con los pies de forma que la pareja esté lo más confortable posible.
Atada a la puerta
El pomo de la puerta puede ser perfecto para sujetar las vendas o ligaduras de tu pareja y, así, disfrutar de una apasionada sesión de sexo de pie. Con los ojos vendados para un sexo intenso.
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