No nos engañemos: tener un orgasmo nos gusta. Y si estos son mejores y más intensos, pues mejor. ¿Verdad? Existen diversos trucos y recomendaciones para conseguirlo. Y hoy queremos hablarte de una de ellas, que es de las más desconocidas: el edging.
¿Qué es la técnica edging?
El edging es una técnica de parada, arranque y entronca con la tendencia del slow sex, slow food, slow life… en definitiva, todo lo que se lleva ahora: vivir slow, luchar contra las prisas, vivir sin correr para disfrutar de lo que nos va aconteciendo. Trasladado al mundo del sexo, y del orgasmo, sería el momento en el que, estando al borde del orgasmo, hacemos todo lo posible, y lo imposible, por pararlo, para alargar precisamente una relación sexual.
¿Quién puede practicarlo?
¿Y quién no? Todo el mundo puede controlar la excitación y frenar para retrasar la llegada del orgasmo. Basta con proponértelo y seguir los consejos que te vamos a dar para que sea más sencillo.
En una relación de pareja, lo primero que hay que hacer para conseguir prolongar las relaciones sexuales y retrasar el orgasmo es hablarlo en confianza. Quizás juntos podáis encontrar soluciones, trucos, juegos eróticos… para conseguir alargar la relación sin recurrir a ninguna técnica.
Si nada funciona, es el momento de recurrir al edging, que, como ya te hemos dicho, es válida para todo el mundo, tanto mujeres como hombres. Porque si hablamos de controlar la excitación para prolongar el placer y la estimulación, eso es cosas de los dos.
Lo primero que tienes que tener claro es que no debes obsesionarte. Es cuestión de que, con tranquilidad y sin agobios, te conozcas cada vez mejor para descubrir tus propios límites.
Lo mejor que puedes hacer para iniciarte en el edging es comenzar a probarlo a solas. El estar pendiente únicamente de ti hará que estés más relajado, sin presiones, por lo que te será más sencillo saber cuando el clímax está cerca y cuando debes parar.
Cuando vayas a practicar el edging durante una relación sexual, puede ayudarte mucho hacerlo cambiando de postura, de velocidad o incluso centrándote en tu pareja para “descansar” sobre ti mismo. No te centres exclusivamente en la penetración, usa las manos, la boca, las caricias…
El edging nació en las consultas de sexología como herramienta para ayudar a los hombres que no se sentían satisfechos con su tiempo de eyaculación. Dicho de otro modo, el edging llegó a las clínicas de sexología para luchar contra la eyaculación precoz, es decir, eyacular antes de lo que nos gustaría. La causa de la eyaculación precoz suele ser una sexualidad mal aprendida: de pequeños, o cuando empezábamos a descubrir el placer de masturbarnos, lo hacíamos a escondidas, corriendo, por miedo a que nos pillaran, por vergüenza, pudor o por sentir que era algo malo.
Con el edging se reaprende a estimularte, a solas o en pareja, identificando las sensaciones del cuerpo y sabiendo cuando se debe bajar el ritmo o cambiar la estimulación antes de llegar al orgasmo.
¿Por qué produce tanto placer?
Básicamente porque las relaciones sexuales duran más. El placer en una relación sexual no se limita únicamente al momento del orgasmo, sino que se mantiene durante toda la relación, mientras dure. Por tanto, si dura más, es fácil entender que tendremos placer durante más tiempo. ¿Sabías que la duración media de una relación sexual heterovaginal es de 5,4 minutos? Está en nuestra mano, y en más zonas del cuerpo, alargar ese tiempo.
Beneficios del edging
El edging tiene múltiples beneficios, tanto físicos como psicológicos. Una de las cosas más maravillosas de conseguir controlar el edging es que supone un grado de autoconocimiento brutal. Conocer tu cuerpo para saber cuál es ese momento en el que vas a llegar al orgasmo y ser capaz de bajar el ritmo para retrasarlo, es muy gratificante, especialmente porque, al final, lo que estás consiguiendo es alargar las sensaciones implícitas en una relación sexual: tener más excitación y más placer durante más tiempo.
Dicho todo esto, ya no tienes excusa para alargar, o al menos intentarlo, la duración de tus relaciones sexuales.
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