Descubre el mundo del fetiche: un viaje hacia lo inexplorado
¿A qué te suena eso de “fetiche”? Como poco seguro que a algo divertido. Pero es un algo muy grande y diverso que merece una buena explicación. Si eres de los que quiere descubrir nuevas dimensiones de tu sexualidad, sigue leyendo porque este post te lo va a dar TO-DO.
Definición de fetiche: más allá de lo convencional
Comencemos por lo básico, porque al fetiche le acompañan muchos mitos, leyendas y hasta malos comentarios… ¿Qué es en realidad un fetiche?
¿Qué es un fetiche?
El fetiche es aquella atracción sexual o excitación que sentimos hacia un objeto, parte del cuerpo o situación que, para la mayoría de los mortales, no es considerada sexual. Es decir, eso que sólo te produce morbo o excitación a ti y no al resto.
Historia y origen del término fetiche
La palabra fetiche proviene del término portugués feitiço, que significa hechizo. Y es que eso es lo que sentimos por algunos objetos, partes del cuerpo o situaciones, una especie de hechizo que nos excita lo más grande.
Históricamente se ha asociado el fetiche a algunas creencias religiosas y a culturas primitivas, en las que se daba a los objetos significados y poderes sobrenaturales o mágicos.
Para otras culturas, el fetiche era una representación divina o superior, por lo que se consideraba que eran amuletos de protección y buena suerte. En definitiva, eran objetos con algún tipo de poder “sobrenatural”.
Fetiche vs obsesión: entendiendo la diferencia
Antes hemos hecho referencia a que, a veces, al fetiche le ensombrecen algunos malos comentarios. Y es que, para algunos, el fetiche se torna negativo al considerarlo una obsesión o un trastorno. ¡Pero no es lo mismo!
Siempre que el fetiche no dañe a otras personas ni provoque un deterioro cognitivo, social, laboral o emocional, no podemos considerar que sea ningún trastorno obsesivo. Por tanto, si alguien te dice que los fetiches son relaciones sexuales anómalas, puedes mandarles cerca, porque nada de eso.
Al final, y por desgracia, al fetiche le pasa como a muchas prácticas sexuales: que está mal visto, especialmente, si lo verbalizamos. Por suerte, aquí estamos en belover.es para romper tabúes y barreras.
La psicología del fetiche
Psicológicamente hablando, el fetichismo es una conducta sexual que se da en las personas que se excitan manipulando, u observando, objetos, partes del cuerpo o situaciones de la vida.
Para Sigmund Freud, el fetichismo era una parafilia en la que el individuo se veía afectado por partes del cuerpo o por objetos como zapatos, ropa interior, complementos…
Cómo se desarrolla un fetiche
Honestamente, y a pesar de las múltiples teorías que han tratado de explicar las causas del fetichismo, no hay una respuesta clara.
Pero hay una que parece destaca sobre las demás: la teoría del condicionamiento, que explica el fetichismo como la reacción a un evento que se desarrolló en la infancia. Es decir, algún acontecimiento ocurrido de niños causa una asociación entre el deseo, la excitación y un objeto determinado.
Quizás te suene raro, pero no lo es. Es en infancia cuando comenzamos a reconocer características sexuales. De ahí que no sea raro pensar en una asociación sexual a algún objeto que, ya en edad adulta, acaba convirtiéndose en un fetiche.
Otras teorías no se centran en la infancia, sino en la pubertad, cuando comenzamos a experimentar con la masturbación, momento en el que creen se empiezan a desarrollar los fetiches.
Queremos dejarte claro que el fetiche no es una obsesión, y que forma parte de tu naturaleza sexual. Todo ser humano puede desarrollar fetiches y disfrutar de ellos.
Lo que debes hacer para entenderlos dentro de tu propia sexualidad es explorar tus propios deseos y fantasías, para saber qué es lo que te gusta. Y debes comunicarlo, estableciendo límites y dejando claro dónde empieza y dónde acaba el consentimiento.
Beneficios y riesgos psicológicos de los fetiches
Un fetiche puede ser algo muy positivo para tu relación, ya que, a medida que se cree una fantasía sexual y se lleve a cabo, te sentirás más pleno sexualmente. Y eso repercutirá en tu mejor estado anímico. Además, aportan un plus de creatividad y variedad a las parejas.
No negaremos, eso sí, que los fetiches pueden entrañar ciertos riesgos, especialmente cuando una persona sólo siente satisfacción sexual cuando su fetiche está presente. Si esto ocurre, y no somos capaces de excitarnos con nada más, puede llegar a producirnos una ansiedad brutal…
Tipos de fetiches: una mirada a la diversidad
Quizás a estas alturas ya estás empezando a categorizar esos deseos sexuales que tienes y que, hasta ahora, no sabías etiquetar. Pues vamos a seguir ayudándote contándote los fetiches más comunes:
Fetiches comunes y no tan comunes
Sentir excitación sexual por los piercings o tatuajes es uno de los fetiches más comunes. Conocido como “estigmatofilia” , se da principalmente en la población joven, más propensos a tener piercings en labios, lengua, pezones…
La “tricofilia” es otro fetiche popular, y consiste en tener excitación sexual a través del cabello. Tanto la melena como el vello públco, el pelo en el pecho o en las axilas nos produce placer, ya sea al tocarlo, olerlo o simplemente al verlo.
Uno de los fetiches más conocidos, y del que te hablamos en otro post de nuestro blog, es el fetiche de pies. Se llama “podofilia” y se define como la excitación sexual al ver, oler, acariciar, besar o chupar los pies de nuestra pareja. Y relacionado con los pies, tenemos el fetichismo por los zapatos, llamado “retifismo”.
El fetichismo por el látex, el cuero o la ropa interior también es muy habitual.
¿Y qué hay de lo no tan normal? Bueno, queremos tranquilizarte porque, como hemos dicho, el fetichismo no es ningún trastorno, pero sí que hay algunos fetiches menos comunes.
Uno de ellos es la somnofilia, sentir excitación sexual o incluso alcanzar el orgasmo cuando tenemos relaciones sexuales con una persona dormida. La excitación puede ir en aumento si la persona dormida se despierta.
Hay personas que sienten placer sexual al introducir líquidos por el ano. Este fetiche es la clismafilia y es uno de los que pueden realizarse en soledad.
Aunque son más conocidas, debemos englobar en este grupo de las menos habituales el masoquismo y el sadismo. Los masoquistas tienen placer sexual con el dolor, el sufrimiento, los golpes… y los sádicos con el dolor físico y la humillación de la pareja.
La acrotomofilia consiste en tener deseo sexual por personas con algún miembro amputado. A veces, los acrotomofílicos terminan amputándose sus propios miembros.
Seguimos, porque hay quienes sienten placer con la orina o las heces. Hablamos de la urolofilia y la coprofilia respectivamente.
Sin olvidarnos de la necrofilia… sentir placer por cuerpos muertos…
Por ese halo de pensar que es un trastorno u obsesión, a veces, no hablamos de nuestros fetiches. Y es un error.
Comunicación y consentimiento
Comunicar a nuestra pareja nuestro fetiche es un ejercicio de intimidad que, lo sabemos, no siempre es fácil afrontar, pero hacerlo hará que tu relación se fortalezca, pues demostrará un grado de confianza muy grande.
Cuenta a tu pareja qué es eso que te produce placer, por “raro” que pueda parecerte y, juntos, establecer límites para saber hasta dónde llegar y dónde parar. Con unas buenas bases de consentimiento, poner en marcha tu fetichismo será un éxito.
Explorando fetiches en pareja: cómo comenzar
Pues, como en todo en el sexo, despacito y con buena letra. Hay que ir poco a poco, introduciendo ese objeto que te produce placer despacito en tu rutina sexual. No llenes tu habitación de objetos de cuero de golpe… o podrás asustar a tu pareja.
Cuándo buscar ayuda profesional
El fetichismo se convierte en algo negativo cuando una persona depende por completo de su cumplimiento para tener respuestas sexuales. En este caso, ya sí, hablamos de un trastorno que debe ser tratado por un profesional.
Conclusión: abrazando la diversidad de los fetiches
En conclusión, desde belover.es no podemos más que invitarte a vivir tu sexualidad con toda la diversidad y libertad del mundo. ¡Disfruta de tus fetiches sin miedos!
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