Practicar sexo tiene infinidad de beneficios, no sólo emocionales, sino también físicos. Hacerlo durante el embarazo, salvo casos concretos que tu médico lo haya contraindicado, es igualmente sano, placentero y beneficioso.
La nueva sensibilidad del cuerpo puede hacer que prácticas que hacías antes ahora sean más estimulantes; las contracciones voluntarias e involuntarias durante la relación erótica fortalecen los músculos pélvicos (lo que agradecerás mucho tras dar a luz); es una forma de conectar con la pareja y pasar tiempo en solitario antes de la llegada del bebé; favorece una autoestima sana, al sentir que no se ha perdido el atractivo a pesar de los cambios físicos.
También aumenta la segregación de hormonas como la dopamina y la oxitocina, que además de hacerte tener esa genial sensación de satisfacción, te ayudará a coger el sueño cuando cierto ser en desarrollo te dé guerra. E incluso, llegado el momento, puede animar la llegada del parto.
Creo que lo más sonado en esto de los mitos es ese pensamiento recurrente de quien cree que le sacará un ojo a la criatura, que golpeará su cabeza con el pene o que aplastará su cuerpecito si se tumba sobre la panza. Seamos realistas, la ingeniería humana es increíble, y a menos que lleves a cabo prácticas eróticas entendidas como peligrosas en tu estado, todo irá bien.
Desmintamos mitos:
Ni todas las personas son iguales, ni todos los trimestres de embarazo se viven igual. Quizá tu prima pasó el primer trimestre sin enterarse, pero el tercero le giraba la cabeza 360º.
Durante el primer trimestre seguramente no notes grandes cambios en cuanto al físico se refiere, por lo que cualquier postura erótica que se hiciera antes no hay problema de seguir practicándola. Si las nauseas aprietan mucho, evita posturas complicadas que puedan incentivarlas (quizá haya que aplazar la entrada en el Cirque Du Soleil erótico hasta dar a luz).
Sí puede haber dudas sobre la seguridad de practicar sexo en tu caso concreto, especialmente cuando es el primero o has tenido complicaciones previas, lo mejor es consultar con el personal sanitario que esté llevando tu embarazo para que te oriente y tranquilice.
El cuerpo sigue cambiando, y puede que hayas cambiado las náuseas por un aumento exponencial de tu libido. ¡Disfrútalo! Aprovecha ese boom sensorial y la creciente irrigación sanguínea a la zona pélvica para gozar de orgasmos en una nueva cota.
No te cortes en cuanto a posturas eróticas, que lleves un ser en el interior desarrollándose no borra el derecho a vivir tu sexualidad. De hecho, las hormonas que se segregan ayudarán a mitigar las posibles molestias que tengas, como el dolor de espalda, por ejemplo. Ponerse boca abajo no es peligroso, pero si te da un poco de reparo puedes tomar el control y cabalgar a tu pareja.
Estás deseando que se abran las compuertas y ver a tu bebé, que lleva semanas o meses dándote patadas en los riñones, presionando tu vejiga o haciéndote tener antojos raros. Ya falta poco, pero eso no significa que debas cerrar el libro de tu sexualidad.
Aquí el vientre ya está a niveles complicados y no te permitirá realizar algunas posturas por pura comodidad. Es el momento perfecto para explorar el sexo de lado y el potencial erótico que tiene.
La segregación de hormonas también te harán poder descansar mucho mejor, aunque sea durante unas horas.
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Siempre que exista alguna complicación en el embarazo o exista una recomendación médica, habrá que abstenerse. Es bueno, en estos casos, consultar si están descartadas todas las prácticas eróticas, sólo la penetración vaginal o únicamente otras de alto impacto; recuerda que hay mundo más allá de la vagina.
Evita el sexo y consulta con tu ginecóloga/matrona/especialista en el supuesto de que exista sangrado vaginal sin una causa aparente, el cérvix se abra prematuramente, tengas antecedentes de parto prematuro, haya pérdidas de líquido amniótico, calambres vaginales sin explicación, etc.
La pregunta te llevará unos segundos, por vergüenza que pueda darte, pero la tranquilidad que te aportará poder tener sexo sin miedo no tiene precio.
Como te conté antes, durante el embarazo se puede oscilar entre una falta absoluta de ganas de siquiera pensar en sexo y el deseo intenso de practicarlo. Nuestros cuerpos y las hormonas fluctúan durante toda la vida, pero es quizá en el embarazo cuando estos cambios pueden ser mucho más notables y prolongados en el tiempo.
Un aumento de la libido es totalmente natural y sano. Preocúpate de disfrutar y no te cuestiones o excuses por tus ganas.
Si no quieres, no quieres. Eres muy libre de no tener nada de contacto erótico sexual, teniendo o no un embarazo. El sexo puede ser beneficioso durante la gestación, como lo es para la salud en general sin necesidad de concepción; no obstante, es una elección y no una obligación.
Tu pareja (si tienes) puede entenderlo o no, pero es únicamente su problema. Si le inquieta, haz que recuerde la existencia de la masturbación.
Por supuesto, también puede darse que te apetezca el sexo o un orgasmo, pero quieras hacerlo a solas. No te reprimas ni te sientas culpable, nadie como tú para saber qué y cómo es lo que necesitas.
En numerosas ocasiones se asocia la palabra sexo con penetración, como si no hubiera vida más allá, y no. Nos olvidamos del sexo oral, de la masturbación, los mimos...
Sea por el motivo que sea, no puedes, no te apetece o no quieres tener sexo vaginal (o incluso anal), pero nadie ha dicho que el juego se acabe ahí. Disfrutar de un buen masaje relajante, ver cómo tu pareja se masturba, sentir la lengua de tu amante en la vulva, darse mimitos en la cama, el sofá o el parque son maneras de mantener vivo el vínculo e incluso de fortalecerlo si así nos lo proponemos.
Eliminemos tabús y abramos la puerta a todo lo que la sexualidad puede ofrecernos, sin pensar tanto en "meter".
Aunque siempre sea recomendable consultar con el médico que lleve tu embarazo, aquí te dejamos algunas preguntas habituales.
Prioriza por las que te sean más cómodas según el estado de tu embarazo. Preferiblemente que no se ejerza presión abdominal. Puedes recurrir a almohadas para acomodar la espalda u otras partes del cuerpo.
Ponerse de lado, sobre tu pareja o de pie son posturas bastante accesibles durante todo el embarazo.
En absoluto. A menos que exista contraindicación médica, podría ser hasta recomendable, puesto que mejora la elasticidad de la vagina, la movilidad del útero, fortalece el suelo pélvico y, entre otras cosas, las hormonas segregadas te ayudarán a descansar mejor y aliviar molestias leves.
No, nunca. El bebé está dentro del saco amniótico, dentro del útero y lo que se introduzca no pasará de la vagina; además, los bebés, incluso recién nacidos, tardan un poco en poder ver más allá de borrones. Quítate esa imagen de la mente.
Habla con tu pareja y sinceraros para poder descubrir si es eso realmente o se trata de una percepción. No es infrecuente que baje la autoestima física y creamos que la otra persona nos ve de otra manera, aunque realmente no sea así. Tampoco que los cambios nos sean difíciles de asumir y nos cerremos a pensamientos superficiales. Comunicación y sinceridad, además de un poco de tacto.
Lo más probable es que no sea nada, pero es aconsejable que consultes con tu ginecóloga/matrona para asegurarte de que está todo correcto.
El cuerpo ha sufrido grandes cambios, y requiere de un tiempo para volver a su ser. Por ello se recomienda un período de cuarentena (5-6 semanas) de abstención para ello. En caso de que el parto haya habido algún desgarro o episiotomía, el tiempo aumenta a 6 semanas mínimo. Cuando se trata de una cesárea el tiempo puede aumentar, no tanto por los genitales sino por la recuperación de la operación. Sin pudores, resuelve esta duda con quien asista tu parto y conozca el estado real de tu cuerpo en ese preciso momento.
Sí, en general, se considera seguro usar vibradores y juguetes sexuales durante el embarazo. Aquí hay una lista de consideraciones y posibles riesgos:
Si experimentas alguna incomodidad, dolor o sangrado durante o después de usar juguetes sexuales durante el embarazo, es importante detener la actividad y comunicarte con tu médico de inmediato.